MONO + Alcest, Londres dic 2019


La vida se vive una sola vez, y por más obviedad que sea, y más por escrito, hay que exprimirla. 
Cada cual que lo haga como más le guste, ni que decir tiene, pero una de las formas que más disfruto yo, es viajar con mi mujer a donde la música nos lleve. 
Hace 3 años nos llevó a Glasgow a ver a Mono y Alcest (+Sinistro), y el pasado diciembre hemos repetido concierto pero en Londres
En aquella ocasión volvimos completamente enamorados de Alcest, y con un cierto regusto amargo con Mono, que no parecieron disfrutar demasiado del concierto, o si me apuráis, del público congregado en la sala (ciertamente ruidoso). 
Y esta vez fue al contrario. 
Ya es la tercera vez que vemos a Alcest, y no hay manera de verlos con un concierto que dure lo suficiente como para irnos con las expectativas cubiertas. 9 temas descargaron en Glasgow, solo 7 en Madrid con Anathema, y si no me equivoco, 6 en Londres, por mucho que en Setlist.fm dijeran 8 (corregido). 
Por supuesto, disfrutamos de cada una de las actuaciones de manera exhaustiva, nos gustan demasiado. Pero esta última nos dejó con demasiadas ganas de más. El sitio estaba además eminentemente enfocado para la actuación de Mono, dejándolos a ellos en una evidente y lógica posición de secundarios de lujo. No en vano era la celebración del 20 aniversario de los japoneses. 
Al ser un auditorio, se perdía la energía de una sala en cuanto a posición para verlos, ganando en comodidad, perdiendo en visceralidad. 
Aún así, cuando “Kodama” empieza a sonar, nada importa. 
El sonido no era especialmente brillante, sobre todo con la voz de Neige, demasiado presente y sin la cuota de reverberación que necesita para su estilo. 
Esto se iría solucionando poco a poco, mas entrados ya en las composiciones de su último trabajo, que se vio representado de manera seguida por "Sapphire" y "Protection", funcionando especialmente bien la segunda. 
Especialmente brillantes los momentos cuando aparcaban la distorsión y se abrían a los pasajes instrumentales que tan bien manejan y tanta emoción generan. 
De ahí a Kodama de nuevo, con "Oiseaux de Proie" ligeramente deslucida, no sabría decir porque, y a por un regalo como un tema de Les Voyages de l'âme. Pero cuando Neige anunció que se iban a despedir con "Shelter" (como no podía ser de otra forma), no pudimos mas que enfadarnos. 
Si, 45 minutos justos, y justo es señalar que sabíamos que iba a pasar, pero se nos hizo demasiado corto. Demasiado. y es que esta banda se ha convertido en algo muy importante para mi/nosotros, no hay disco que no me guste y me parece un concepto de banda maravilloso. 
Necesito tirarme un concierto de ellos de hora y media, cuanto menos. 
Ya llegará , seguro que si. 

MONO. 20 años de vida. 10 años de fan en mi caso. 
Ver a MONO en directo es realmente impactante. La manera que conjugan belleza y violencia sonora es algo, que si bien hacen muchas bandas del palo (post-rock), ellos manejan como auténticos maestros. Y es que realmente son maestros en ello.
El concierto era una celebración de su historia, y eso hicieron, regalarnos temas de toda su discografía, obviamente enfocado en sus últimos trabajos. Hora y media, 12 temas, y mucha emoción, todo ello además adornado por la presencia de una orquesta (con no demasiados miembros) que enfatizaban los momentos más hermosos de la música de los japoneses.
Unos 6 discos representados, con gran presencia de su reciente "Nowhere Now Here", y muy poca a mi parecer del maravilloso "Hymn to the Inmortal Wind" (lo de este disco no tiene nombre). 
Disfruté especialmente de "Meet Us where the night Ends", de "Halcyon (Beautiful days)", o "Dream Odissey", pero en líneas generales el concierto fue sobresaliente.
Y es que su música, pese a meterse muchas veces en el terreno del noise, arrastra previamente una carga melódica que no puede más que dejarte aturdido en tu asiento. La belleza de muchos de sus pasajes realmente es escalofriante, para luego noquearte con su buena dosis de distorsión para mi gusto, bien entendida. Contaron además con colaboraciones (al piano, voz y cello) que enriquecieron aún más la experiencia, y nos borraron de un plumazo sónico, ese regusto amargo que sentimos en Glasgow.
Vamos, que a Alcest hay que verlos como los vimos en Escocia, cerca, de pie, sintiendo los latigazos de Neige en primer plano. A Mono, mejor en un ambiente más formal, más relajado, más de auditorio.
Que demonios, pues intentemos repetir.




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